La sequía extrema ha causado problemas en Ecuador con la producción de electricidad. El país genera más del 60 % de toda su energía a partir de centrales hidroeléctricas, pero estas están paralizadas debido a la sequía. El presidente ya ha convocado al ejército para asegurar la protección y el funcionamiento estable de los recursos hídricos y las centrales eléctricas.
Como resultado de la sequía extrema que afectó a Ecuador este año, el gobierno local decidió convocar al ejército para proteger y gestionar los recursos hídricos críticos del país. Esta medida es una respuesta al peor período de sequía en los últimos 61 años, en el que la escasez de agua fue tan grave que puso en peligro el funcionamiento de las centrales hidroeléctricas, que suministran una parte significativa de las necesidades energéticas del país.
Ecuador depende en gran medida de la energía hidroeléctrica. La producción en las plantas de energía hidroeléctrica cubre de hecho más del 60% de su producción total de electricidad. La considerable reducción del nivel del agua en los embalses obligó al gobierno a implementar cortes controlados de electricidad en un esfuerzo por reducir la carga sobre la red energética y asegurar que los recursos hídricos restantes se gestionen de manera más eficiente. Según informes oficiales del gobierno, los recursos hídricos están bajo vigilancia de unidades militares, que no solo protegen las obras hídricas clave de posibles amenazas, sino que también participan en su mantenimiento.
La situación es tan crítica que el gobierno del presidente Daniel Noboa ha amenazado con tomar medidas más drásticas si la sequía continúa. Ecuador enfrenta no solo una crisis energética, sino también la amenaza de que la escasez de agua cause pérdidas en la agricultura y el suministro de agua potable para los habitantes de áreas urbanas y rurales.
Observadores internacionales advierten que Ecuador podría enfrentar los efectos a largo plazo del cambio climático, lo que llevaría a crisis similares con más frecuencia. Además de los impactos directos en la producción agrícola y la energía, el sector turístico, que es uno de los sectores clave de la economía local, también podría verse afectado.
Por lo tanto, el presidente Noboa destaca la necesidad de inversiones a largo plazo en la modernización de la infraestructura hídrica y el desarrollo de fuentes de energía renovables para que el país esté mejor preparado para situaciones similares en el futuro. El gobierno también está negociando con socios regionales para compartir mejores prácticas en la gestión de la sequía y garantizar una mayor estabilidad energética.
Los expertos advierten que sin una acción rápida y coordinada, la crisis podría profundizarse, lo que tendría consecuencias de largo alcance para todo el país sudamericano, conocido por su rica biodiversidad y un entorno climático relativamente estable.