La publicidad de vehículos con motor de combustión y los billetes de avión económicos estarán prohibidos a partir del próximo año en La Haya, Países Bajos. Desde el 1 de enero entrará en vigor una nueva ordenanza local que prohibirá la promoción de productos con altas emisiones, especialmente aquellos que utilizan combustibles fósiles.
A partir del 1 de enero de 2025, la ciudad holandesa de La Haya entrará en la historia como la primera en el mundo en prohibir la publicidad de automóviles de combustión interna. Con esta medida, la ciudad quiere mostrar su dirección hacia la transición a fuentes de energía renovables y su compromiso de lograr la neutralidad climática para el año 2030. El consejo municipal tomó la decisión después de varios años de debates. Esta prohibición no solo se aplica a los automóviles, sino también a otros productos y servicios relacionados con los combustibles fósiles, como el transporte aéreo y marítimo, y los productos petrolíferos en general.
La Haya ha decidido con esta nueva medida apoyar el llamado global para combatir el cambio climático. La ciudad responde al llamado del secretario general de la ONU, António Guterres, quien en junio de este año instó a la prohibición de la publicidad de los combustibles fósiles, comparando esta propaganda con la publicidad de productos del tabaco en tiempos pasados. Guterres destacó que, al igual que la publicidad de cigarrillos llevó a comportamientos poco saludables, la publicidad de combustibles fósiles fomenta decisiones irresponsables e insostenibles por parte de los consumidores, lo que socava significativamente los esfuerzos globales en materia de protección climática.
La decisión de La Haya también se basa en la iniciativa local “Reclame Fossielvrij”, que aboga por la prohibición de la propaganda de productos fósiles en todo el país. Esta organización ecologista sostiene que los anuncios de automóviles y otros productos fósiles fomentan un comportamiento de consumo excesivo que está en desacuerdo con los objetivos climáticos. La portavoz de la iniciativa, Femke Sleegers, espera que esta medida cree un “efecto dominó” y motive a otras ciudades del mundo a tomar medidas similares.
Según las nuevas reglas, todos los anuncios de productos y servicios con una alta huella de carbono deberán desaparecer del espacio público. Así, las automotrices pueden seguir publicitando sus productos, pero solo si no se trata de vehículos con motor de combustión interna. La medida se centra principalmente en la publicidad exterior: en vallas publicitarias, carteles urbanos, pantallas o paradas de transporte público.
Es interesante que la prohibición no solo afecta a las campañas comerciales, sino también a las campañas políticas y otra propaganda relacionada con los combustibles fósiles, aunque habrá excepciones, como la publicidad de gas natural, que sigue estando parcialmente respaldada en los Países Bajos.
La decisión de La Haya podría inspirar a otras ciudades del mundo que están debatiendo medidas similares. En Europa, una ley similar que prohíbe la publicidad de combustibles fósiles fue implementada en Francia en 2022, aunque existen ciertas excepciones, como en La Haya, para el gas natural. Otras ciudades, como Toronto o Graz, también están considerando adoptar medidas similares.
Expertos y activistas creen que estas prohibiciones no solo tienen un impacto directo en el comportamiento del consumidor, sino también un efecto psicológico más amplio, al cambiar gradualmente la percepción de los combustibles fósiles como productos “normales”. De esta manera, las ciudades buscan apoyar la transición hacia alternativas más sostenibles, especialmente hacia los vehículos eléctricos y otras tecnologías verdes.