China ha puesto en funcionamiento una nueva planta fotovoltaica. Podría producir un tercio de lo que genera la planta nuclear de Temelín en la República Checa, pero ocupa un área mayor que la de České Budějovice. Según el inversor, podría producir electricidad anualmente para hasta dos millones de hogares.
Aunque la Unión Europea ha sido durante muchos años una gran defensora de la transición a fuentes de energía renovables, los acontecimientos actuales en los países de la UE de veintisiete no lo sugieren demasiado. A pesar de que el número de nuevas instalaciones fotovoltaicas y eólicas crece a un ritmo muy rápido interanual, el ritmo definitivamente no es comparable al de China, que parece marcar la dirección.
Esto es más visible en las nuevas instalaciones fotovoltaicas, que están aumentando a un ritmo récord en el país. Un ejemplo es la nueva planta Mengxi Lanhai en Ordos. Actualmente cuenta con una capacidad instalada de 3 GW y, debido a su tamaño y potencia, es el proyecto solar más grande de China. A nivel mundial, es la segunda instalación más grande.
Se estima que la planta es capaz de una producción anual de 5,7 TWh (aproximadamente un tercio de la producción de la planta de energía nuclear doméstica de Temelín), ocupando un área de 70 km2, que es mayor que el área de České Budějovice. Según CHN Energy, la empresa que financió el proyecto, la nueva planta debería proporcionar la energía necesaria para aproximadamente dos millones de hogares chinos, reduciendo así la demanda de combustibles fósiles y, por lo tanto, reduciendo las emisiones de dióxido de carbono.
La electricidad producida se transmitirá a través de una línea de ultra alta tensión (UHV) de 800 kV, lo que asegura pérdidas mínimas durante la transmisión a largas distancias.
La construcción de la planta, que costó aproximadamente 12 mil millones de yuanes (1.6 mil millones de dólares), tardó solo 14 meses. El principal inversionista, la empresa China Guodian, una filial de CHN Energy, y el principal proveedor, la empresa Power China, tuvieron que afrontar varios desafíos técnicos. La ubicación, previamente afectada por hundimientos del suelo causados por la minería del carbón, requería un enfoque innovador. Los paneles solares se instalaron en estructuras flexibles con postes telescópicos que permiten su ajuste al movimiento del terreno, asegurando así un rendimiento óptimo.
Sin embargo, la tecnología innovadora no se limita solo al proceso de construcción. La planta está equipada con sistemas robóticos que aseguran el mantenimiento y aumentan la eficiencia operativa. Robots de limpieza de paneles y drones para inspección aseguran que el rendimiento de la instalación se mantenga al máximo nivel. Los procesos de preensamblaje se automatizaron con brazos robóticos, lo que aumentó la eficiencia de la construcción en un 25 %.